El suelo pélvico es un conjunto de estructuras conjuntivas en su mayoría (80%), que cierran la pelvis en su región más inferior y sirven de apoyo e interrelacionan órganos importantes como la vejiga, la última porción del colon, el útero (en el caso de la mujer) y de la próstata ( en el caso de los hombres). Este conjunto está implicado en numerosas funciones relacionadas con el parto (expulsión), la micción, la defecación (estreñimiento terminal) y el acto sexual, entre otras. Es fundamental que estas estructuras mantengan una correcta constitución y función. Su debilidad es la causa de numerosa sintomatología como la incontinencia urinaria de esfuerzo, incontinencia fecal, prolapsos viscerales (descensos de la vejiga, el útero o el recto principalmente), disfunciones sexuales, síndromes de dolor crónico y estreñimiento, etc...
La disfunción y debilidad de estas estructuras perineales, musculares y conjuntivas, suelen estar causadas por el embarazo (cambios por la acción de las distintas hormonas y cambios mecánicos secundarios a la propia gestación), partos instrumentalizados o traumáticos (uso de fórceps, espátulas, desgarros, episiotomías,…) con estiramientos excesivos del periné, tratamientos de fertilidad y menopausia (debido a los cambios hormonales), cierto tipo de actividad física (hiperpresiva), ciertos fármacos y tóxicos.
Una de las actuaciones eficientes sobre estas disfunciones del suelo pélvico es el tratamiento mediante fisioterapia y/u osteopatía pélvico-perineal con técnicas de terapia manual, reeducación postural y aprendizaje de la gestión y el control de las presiones, gimnasia abdominal hipopresiva, ejercicios activos, etc. Estas terapias consiguen resultados favorables cuando la afección de estas estructuras es principalmente muscular. Por el contrario, su acción es más limitada cuando la lesión afecta principalmente a la calidad y funcionalidad del tejido conjuntivo.
En la gran mayoría de los casos en los que hay un trastorno del tejido conjuntivo a nivel del suelo pélvico, existen carencias de los nutrientes básicos necesarios en la reparación y renovación de las fibras del tejido conjuntivo (sobre todo del colágeno). Son carencias derivadas directamente de un escaso aporte a través de la alimentación o bien por un aumento considerable de las necesidades del propio tejido en reparación.
La realización de una dieta adecuada y el uso de complementos nutricionales, que aporten todos estos elementos imprescindibles para la renovación y reparación del colágeno, permiten complementar el trabajo realizado.
Un tratamiento del conjunto de todas las estructuras (musculares y conjuntivas) garantiza una excelente recuperación de la mayoría de las disfunciones del suelo pélvico. A la vez, prevenimos futuras lesiones y disfunciones de la región que puedan requerir un tratamiento más invasivo, como intervenciones quirúrgicas (que en ocasiones se limitan al anclaje orgánico, sin contemplar tampoco las estructuras músculo-conjuntivas que las rodean).
Antes de someternos a una intervención debemos asegurarnos que no queda ninguna otra solución para la recuperación. Una vez realizado el tratamiento quirúrgico es muy recomendable acompañarlo de fisioterapia y/o osteopatía, aumentando así las posibilidades de éxito de la intervención.
María José Molina Torres
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