La mejor evidencia científica sobre la equinácea concierne a su capacidad de ayudarle a recuperarse de los resfriados y los catarros menores rápidamente.
La equinácea fue el remedio número uno para los resfriados y las gripes en los Estados Unidos hasta que fue desplazada por los antibióticos sulfa. Irónicamente, los antibióticos no son efectivos para los resfriados, mientras la equinácea parece ofrecer algo de ayuda real. La equinácea permanece como el remedio principal para las infecciones respiratorias en Alemania, donde más de 1.3 millones de recetas son expedidas cada año.
La llaman antibiótico vegetal, aunque el término está mal empleado, ya que no mata directamente las bacterias como un antibiótico clásico. Su actividad se explicaría, según varias investigaciones, por una estimulación del sistema inmunitario.
Las tres variantes más comunes y utilizadas en fitoterapia son la Equinácea Angustifolia, la Pallida y la Purpúrea -se cree que esta última es la más efectiva-. Las partes que se usan en los preparados incluyen la raíz, sumidades floridas (los extremos de los tallos que contienen hojas) y las hojas recolectadas en otoño en el momento de la floración y después de producidas las semillas. A veces se emplea también la planta entera. Actualmente, hay disponibles centenares de productos que contienen Equinácea. Existen cápsulas con polvo de la planta, raíces disecadas para hacer infusiones y también tintura (preparación a base de alcohol). Algunas personas toman el jugo de plantas frescas.
Cuando aparecieron los antibióticos, la popularidad de la echinacea disminuyó mucho en los EE. UU. Sin embargo, en Alemania no sucedió lo mismo, donde se siguió utilizando muy frecuentemente para el tratamiento de padecimientos inflamatorios y algunas infecciones virales.
Después de muchos estudios, la Comisión E de Alemania reconoció a la Echinacea purpúrea como una planta aprobada y efectiva en 1989.
Quienes propician su uso destacan la capacidad de reforzar todo el sistema inmunológico y generar mayor resistencia frente a diferentes agentes externos como virus, bacterias y sustancias tóxicas. También mencionan su acción antiséptica y antiinflamatoria. La acción antiinflamatoria de la Equinácea data de 1950, cuando se obtuvieron buenos resultados en la cura de pacientes afectados de artritis crónica. Otra cualidad curativa de la planta sería su acción cicatrizante al favorecer la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su rápida cicatrización).
La mejor evidencia científica sobre esta planta es su capacidad de ayudar en la recuperación de los resfríados y catarros más rápidamente, además de prevenirlos. Un meta-análisis realizado en 2006 para evaluar la eficacia de la Equinácea encontró que la probabilidad de contraer un resfriado fue 55% mayor con un placebo que con la Equinácea (con base en tres ensayos clínicos). En 2007, un equipo dirigido por Craig Coleman, de la Facultad de Farmacia del hospital Hartford (Connecticut, EEUU) realizo un nuevo meta-análisis que se publicó en "The Lancet Infectious Deseases" donde se concluyó que la Equinácea podría reducir en un 58% el índice de probabilidades de sufrir un resfrío común y acorta en un día y medio la duración de los síntomas.
Los autores llegaron a la conclusión de que, tomada para prevenir un resfriado común, la equinácea es capaz de reducir su incidencia en un 65 por ciento.
Si, por el contrario, se inocula a los pacientes directamente el rinovirus, la hierba sólo reduce la incidencia del resfriado en un 35 por ciento.
Cuando aparecen los primeros síntomas del resfriado o la gripe, se pueden tomar 3 a 4 ml de tintura de equinácea cada dos horas el primer día de los síntomas, y después tres a cuatro veces al día durante los siguientes 10 a 14 días.
También se pueden tomar 300 mg de equinácea molida en forma de comprimidos o cápsulas, tres veces al día durante 10 a 14 días. Incluso se puede tomar de forma preventiva al comienzo del cambio de estación entre otoño e invierno, durante un mes.
Con la colaboración de alimentación-sana.com